
CAZADORES COBRANDO UN JABALI
Cuando alguien se expresa comparativamente en tiempo pasado y presente del nivel poblacional real de la fauna cinegética con asentamiento en la comunidad asturiana, debe referirse a los aspectos globales de su referencia en virtud del componente territorial que abarca nuestros límites autonómicos y no a hechos puntuales, en zonas concretas, con hábitat de supuesto bajo perfil, que bien pudieran ser determinados por factores externos, ajenos a un buen ordenamiento y gestión de estos recursos naturales.
Dos versiones temporales interpuestas en torno a la caza (situaciones distintas) de un antes y un después que deben ser diferenciadas. Por un lado la que marcó otra época (aún no muy lejana) de generalizado escaso patrimonio cinegético y por lo tanto de exigua actividad y por deriva de aprovechamiento, con la salvedad hecha de alguna Reserva y cotos privados instalados en la región. Una situación, la de antes, muy alejada de los parámetros de sostenibilidad y demografía de la realidad virtual de la que estamos disfrutando en tiempo real los cazadores asturianos en la modalidad de la Mayor.
Viene todo este preámbulo a coalición, a raíz de la celebración de un pretendido debate en un medio temático, en este caso televisivo, de cobertura regional, relacionado con el estado actual de las cosas en nuestra región en materia de caza. Uno de los temas más rivalizados y al que únicamente me referiré, es aquel objeto de este comentario. No es cierto, como se ha dicho por uno de los integrantes de este coloquio (no trato de hacerle un feo a este Sr. con mi discrepancia, no es ese el efecto que pretendo conseguir) que la caza mayor en Asturias, con la salvedad del jabalí, haya sido antaño cuantitativamente superior en número de individuos, si tenemos en cuenta las cifras globales que señalan las estadísticas que se manejan en la actualidad y lo que se aprecia a simple vista. Algo insólita, esta incomprensible afirmación, que intuyo pudiera tener otras intenciones, pues quien la hace, no es un “maletilla” en busca de una oportunidad, ni tampoco debuta precisamente en el “ruedo” de la caza como novillero sin picadores, no es neófito en la lidia de asuntos administrativos relacionados con la venatorios, posee una larga trayectoria en materia de gestión cinegética (otra cosa es que haya sido productiva) que es de suponer le hayan conferido un conocimiento más acorde con un criterio objetivo. Por tanto, una opinión fuera de contexto, ficticia e inadecuada (expresarse así es negar una evidencia) en torno a este asunto.
Al respecto, cabe decir que, si bien es cierto se ha observado un importante retroceso en un bien muy apreciado por los naturales de esta región, me refiero al Rebeco Cantábrico, singular en su morfología única, secular residente en nuestros montes y altas cumbres en terrenos específicos de régimen especial en el sur-oriente asturiano (concejos de Caso, Aller, Amieva) debido fundamentalmente a la enfermedad de la Sarna, que ha debilitado y disminuido los efectivos de sus colonias, también se debe de resaltar y dejar constancia el hecho cierto de la recuperación que ha tenido este herbaceo, capaz por sí solo de vencer a la afección que le atacó y casi le diezma (hoy felizmente de nuevo en periodo de expansión, recobrando su sitio). En contraposición, como equilibrio sostenible y compensación a estas sensibles pérdidas y garantía de continuidad, que no solo no decae sino que se acrecienta y coloniza en nuestros espacios naturales de este emblemático animal, se encuentra el Parque Natural de Somiedo, donde se estima que en su interior tiene un asentamiento del orden de tres mil rebecos. Otros trabajos de repoblación de esta especie, llevados a cabo muy acertadamente por la Consejería en la Sierra del Aramo, han permitido consolidar y aumentar significativamente a este tipo de fauna, lo que equivale a una mejora sustancial de su cabaña.
En cuanto a corzos, venados, jabalíes, gamos, que decir tiene, que nunca antes los residentes en Asturias y aquellas otras personas que visitan el Principado han podido contemplar tal densidad de estas especies y aquellas otras protegidas (oso, lobo) en plena libertad y naturaleza. Corzos y jabalíes, los encontramos por doquier en nuestros cotos regionales, Reservas y Parques Nacionale, a cualquier hora del día y en lugar menos esperado. El Sueve se haya dimensionado en cuanto a gamos se refiere; algo que debería de tratarse con más racionalidad. Venados afloran en nuestros montes en cantidad más que suficiente. No cabe duda, cualquier tiempo pasado en materia de Caza Mayor no ha sido superior al momento actual. La diferencia es notoria. Decir lo contrario es mal informar a quienes le escuchan.Flaco favor hace a la ciudadanía, tan necesitada en estos tiempos que corren de afirmaciones mas verades que le ayuden a comprender la grandeza y el significado del ejercicio de la caza.