LOS BUENOS PERROS DE LA CUADRILLA DE CAZA " TOLINAS" (GRADO-ASTURIAS), COBRANDO SU MAS QUE MERECIDA RECOMPENSA.
Una ola creciente de reformas de reglamentos de caza y promulgación de leyes recorre el mapa cinegético español. En diversas comunidades crece la marea de cambios sobre la gestión, el ordenamiento cinegético y aprovechamiento de las especies propias de esta actividad. El estado participativo, acceder a dicha referencia, a lo que parece, será conferido, posiblemente con mayores dificultades al que hemos venido soportando los cazadores españoles de economías modestas-
Son diversas las razones que se esgrimen desde las instituciones públicas para que estas circunstancias tomen carta de naturaleza y sucedan. La adaptabilidad a las exigencias de un sinfín de normativas que nos vienen impuestas desde la Unión Europea, según nos dicen, exige redimensionarse. Además de todo esto, la Ley de Montes que se anuncia será promulgada y por tanto de obligado cumplimiento para todo el territorio del estado, cuyo proyecto de reforma aún no es definitivo, caben modificaciones, abierto a recibir alegaciones y al debate de las discrepancias, proclama medidas correctoras que afectan al uso del suelo de nuestros montes, cuestión esta que siembra incertidumbre por lo que a la caza le pueda suponer.
¿Sufrirá Asturias, los cazadores de esta región, los envites de esta nueva fuerza reformista? Desde luego, se puede intuir que algo habrá, si nos atenemos a la intencionalidad declarada, más o menos velada, por responsables de la cosa (de momento son amagos tenues, no exentos de cierta firmeza), obligados por las circunstancias imperantes dado el estado de la economía, muy necesitado el ejecutivo regional de estas servidumbres, que la obligaran con seguridad, a ofrecer otros registros recaudatorios, vía aumentos sustanciales en los costos de expendeduría de licencias y tasas, además sobre todo lo que le pueda ofrecer la práctica de la caza.
Es de esperar sensibilidad en relación con el importe a satisfacer por proveerse de una licencia de caza, algún tipo de reducción sobre el mismo; sea derogado el estilo estándar imperante que caracteriza su cuantía, en base a considerar circunstancias sobrevenidas por la falta de empleo y aquellas otras rentas no contributivas o de bajo nivel adquisitivo que perciben personas (jubilados mayores de 65 años, parados, jóvenes, etc.). Viene esto a cuento, porque en ciertas comunidades a diferencia de otras, se ha instalado una desmesurada subida lineal, que la hace ser descarada e irrespetuosa, dificultado y haciendo imposible el acceso a este documento de un gran número de aficionados, excluyendo conceptos porcentuales de un tono más justos. No sería, ni mucho menos, un caso aislado este tipo de atenciones a una clase social menos favorecida. Sucede que, en casi todos los órdenes de la vida, especialmente en actividades relacionadas con el ocio y tiempo libre, los supuestos a los que me he referido, son considerados y funcionan como motivación atractiva y atrayente, a la vez que sirven de freno y revulsivo, ante hipotéticas salidas de sus bases.
La caza, como no podría ser de otra manera, tambien sufre los avateres inestables de una gradual recesión laboral en amplios sectores de productividad, lo que se trasluce en una inestabilidad economica que obliga a quienes la padecen a situar prioridades familiares y de consumo. Las estadisticas publicadas de años atras, nos revelan una caida gradual sustancial en número de expedicción de licencias de caza (cercana a -500.000 en el decenio anterior) preocupante. La caza, desde hace tiempo, que se había convertido de facto en una vigorosa industria demandante de empleo con facultad para crear riqueza y no es baladí, ni mucho menos, su importancia capital en el tejido industrial español y en el mundo rural. Si el descenso en vertical de quienes la hjan venido sosteneiendo se acentúa y caben más abandonos, tal y como viene sucediendo, si no se detiene el pronunciamiento de su declive cuantitativo, creando alternativas que producan efecto llamada y de retorno a un ejercicio muy sentido en el propio ser del verdadero eficionado (un sentimiento imperecedero que nunca cambia de colores, como diría un buen "hoolligans" amante del equipo de toda su vida), se ahondaría en el problema por falta de repuestas cualitativa acertadas.
Porqué no es acertado lo que esta sucediendo, cuando se anuncia desde varios frentes (leáse comunidades) desvalimiento de gestión sobre Reservas de Caza (en lo sucesivo serán otra cosa muy distinta), las ceden a las juntas vecinales,-para mí una aberración- encargadas estas de vender y expedir los permisos de caza, que serán todos, puestos a su disposición, por el metodo subastas, lo que quiere decir, al mejor postor; asismismo venta parcelada de montes de utilidad pública para que se constituyan cotos Privados de Caza, elevación de cargas impositivas a las sociedades de caza (entidades sin ánimo de lucro), y un incremento irracional, casi un 100%, el costo final de la Licencias de Caza. El mapa cinegético español dará un vuelco importante en la capacidad de ofertas, seran menos, pero adaptadas a bolsillos pudientes que siempre habrá.
Desde luego estas iniciativas sumamente insolventes referido al bien común, estan fuero de contexto, de tiempo y lugar. La situacion financiera que atraviesa la sociedad civil española no está para disloques recaudatorios y metodologías participativas adversas. Entiendo que la caza, debe conjugarse su expansión y aprovechar la inercia de su dinamismo desde la implicación de varios sectores, cuya presencia y apoyo, contribuiría a hacer viable la sostenibilidad de una practica que deja jugosos dividendos a sectores locales, como son la hostelería, hotelería,, en definitiva lo que concierne al colectivo turistico que tanto aboga por que se les conceda la entrada en el ambiente venatorio.
Así, supuestamente las cosas, de llevarse a cabo la promulgación de una nueva Ley de Asturias de la Caza, en su defecto, reformas sustanciales sobre el Reglamento que la desarrolla, algo cuya imposición resulta mucho más factible, a lo que parece irán destinados los esfuerzos, que no necesita de debate y consenso político (el Gobierno regional, el que sea, tiene facultades para poder hacerlo directamente), entraríamos en otra dimensión, en lo que afecta a la concepción y desarrollo en nuestra provincia de la actividad venatoria.
Parece, por lo que se entrevé, que se decantaran por tocar aspectos cruciales del Reglamento. Si así fuese, ello quiere decir, que el espíritu expuesto en el prologo de la actual Ley de Asturias de la Caza, identificado en su texto con el carácter eminentemente social que este ejercicio muestra, podría verse afectado en sus coordenadas de trato en lo que se refiere al estado participativo; garante esta Ley autonómica, pionera y singular en su caso, de igualdad de oportunidades entre los cazadores asturianos. Es de esperar que, en este sentido, de hacerse modificaciones en la norma, estas sean ajustadas al derecho de los aficionados a mantener el estatus actual del que actualmente se disfruta, en vigor desde 1.989. Que no se precarice ni haya involución sobre un sistema que ha tenido, desde su puesta en marcha, racionalidad suficiente en el reparto equitativo de la acción de cazar. De no tener en cuenta estas fundamentales premisas, estaríamos ante el acometimiento de lo que pudiera denominarse como un flagrante fraude de ley.
disculpen lo extenso de este articulo, pero como decimos aqui en Asturias: "tenialo en el paPu y queria soltalo". Estoy seguro de haber hecho toda una declaración de principios sobre la caza. unica y exclusivamente, esa finalidad.