



Desde hace mucho tiempo que conozco a nuestro personaje de hoy; me une a él y su padre Tino Ornia, lazos de amistad y compañerismo muy entrañables. Es Javier un apasionado aficionado a la cinegética, (un don familiar transmitido) vinculándose desde muy joven con este mundo del que ha sabido interpretar con corrección y estilo honesto, muy propio de su personalidad, los tiempos y espacios adecuados requeridos por esta noble actividad. Su trayectoria, la conozco muy bien, viene avalada por años de buen hacer. La modalidad de la menor es su ejercicio favorito, centrando en la caza de la Arcea su atención, casi en exclusiva, que le ha exigido muchas horas de su vida, de constantes bregas en duras y exigentes jornadas sobre la espesura e intrincado de nuestros montes, que le han forjado en el conocimiento de esta fascinante, misteriosa y escurridiza ave.
EL LORD
EL LORD "TIENLA" AHÍ

Cazar la Arcea a su lado, en diversos momentos he tenido la suerte de poderlo hacer, es asistir a la interpretación de un concepto de caza que en contadas ocasiones he tenido la oportunidad de observar. Es un gran lector del monte y de las áreas de ubicación de esta especie migratoria; lo he podido constatar en reiteradas ocasiones, a través de las informaciones veraces que, “in situ” ofrece y que he escuchado. Constancia, sacrificio y fe en sus posibilidades, no dando nunca por perdida la ocasión, son sus avales. Para ello, cuenta con la inestimable ayuda del comportamiento de sus aliados más fieles: son sus perros de muestra, Setter Inglés de línea de trabajo Llewellin, a los que dedica una constante y especial dedicación aleccionadora, plena de sensibilidad, a la vez de exigencia.

Hablar de caza con Javier, sin duda, es el preludio de un grato acontecimiento que nos ha de transportar a secuencias narrativas de anécdotas y momentos vividos antes, durante y después de múltiples lances acontecidos. Reencontrarse con el amigo y dialogar sobre aspectos generales de nuestra común afición, no deja de ser gratificante. Vive con intensidad sus alocuciones y, en ellas, siempre el denominador común se establece en torno a sus aliados favoritos; aquellos que le otorgan carácter y sentido a su incombustible afición: sus perros de muestra, con raza, genética y líneas de trabajo constatadas. 
EL LORD TIENLNo es su única actividad cinegética, la caza mayor le ocupa una parcela reducida, aunque sí la vive con emociones muy significativas. Toda su intensidad y estrategia forman parte de continua dedicación a la caza de la Arcea, a diferencia de otra especie, no tan atrayente para él, sin desdeñarla, tan característica como es la Perdiz Roja, objeto de gran interés por los cazadores de la menor.
Dejamos a Javier, que se encuent
ra al cuidado y atención de sus perros, después de realizar una intensa y por lo visto espléndida jornada de caza, saldada con el cupo. No será una despedida larga, pues en breve nos volveremos a reunir.