Conviene ser reiterativo ante la gravedad del asunto. Todo hace indicar que el daño está hecho; revertirlo, caso de que se consiga, será una tarea ardua, que entrañará muchas dificultades. Los datos que nos apuntan a través de medios escritos y hablados, distintas organizaciones ecologistas (FAPAS, fundamentalmente) y miembros de la consejería del Medio Natural en la persona de su Director General de la Biodiversidad y del Paisaje, en torno al urogallo cantábrico, son cuando menos, la constatación de una realidad que parece irreversible a corto y medio plazo, según las zonas de ubicación, si las previsiones de caída no se amortiguan y si por el contrario no hay aceleración. En los concejos surorientales y centrales de la región, efectuado su censo en el 2010, arroja un balance demoledor; solo se han detectado 6 machos, frente a los 52 del censo del 2001 y 171 del periodo 1982/83. Todo apunta a que en la última década, la densidad poblacional de este gallo del monte, tan arraigado en los sentimientos de la ciudadanía de nuestra comunidad, por las múltiples referencias que sobre él se hace, ha tenido una evolución negativa en un orden del 90%. En la zona suroccidental asturiana, en estas comarcas la actual situacion, nos dicen, es de declive, prevalecen algunos ejemplares, pudieran ser una cifra estimada de 50 individuos. Insuficiente para una recuperación natural, a decir de los expertos y estudiosos de su comportamiento.
Se han dado contradicciones sobre la presencia activa y otras variantes del urogallo. Las cifras del F.A.P.A.S. muy ajustadas, nos hablan de la existencia de 300 individuos; me parecen optimistas en relación a las aportadas por la Consejería que estima en unos 200 ejemplares a falta de un recuento pendiente. Cualquiera de las dos cifras convenidas, si solamente se refieren a nuestra Comunidad, han de ser puestas en “cuarentena”. Otra cuestión es si se atribuyen a cifras absolutas (machos y hembras) de la cornisa cantabrica. A este respecto, nada se nos dice. Otras versiones de analistas conspicuos, salen a escena, con datos sensiblemente inferiores y por tanto contradictorios a los aquí enumerados.
La administración y el colectivo para la defensa del ecosistema, en clara sintonía Clariniana, en relación con la problemática del urogallo, "han dormido la siesta”. Un sueño plácido, profundo, duradero, del que le han hecho despertar bruscamente las críticas que arrecian en contra de este organismo civil y de las fundaciones defensoras del medio ambiente. No obstante, después de este duradero letargo, algo se mueve en pos de un futuro crecimiento domográfico de esta gallinácea. Tratan unos y otros de “salvar la cara” con medidas tardías y planes de futuro caracterizados como medidas preventivas que eviten la extinción de este ave; toda una huída hacia adelante en un intento de tapar las carencias de una inexistente gestión. Nunca ha habido serios programas de fomento y protección de urogallo ( si se confeccionaron, no se materializaron), al que le han faltado medios materiales y humanos, (a diferencia del Lobo y Oso Pardo, mucho más mediáticos, los cuales, por este motivo, han gozado de cuantiosas ayudas, vía subvenciones y otra prebendas) para su sostenibilidad y reactivación. Alguna fundación proteccionista de fauna y flora, a mi juicio, con supuestas sustanciosas aportaciones económicas y de otro tipo, (en muchos casos merecidas y justas) reconoce haberse equivocado y confiesa no haber trabajado nunca en la conservación del urogallo. En claro paralelismo con este inusual procedimiento se encuentra nuestra administración regional. Aquí la exigencia es mayor, pues a ella le cabe la responsabilidad.
Nacen divergencias sobre la recién estrenada CASA DEL UROGALLO, en Tarna-Caso, y EL CENTRO DE CRIA Y REPRODUCCION en Sobrescobio, entre los conservacionistas que no le ven utilidad a su creacion (costosa y de escasa aplicación) y la administración regional. Tambien se muestran reticendes y conceden escasa credibilidad sobre este centro reproductor, Biologosy expertos en urogallos de la Universidad de Oviedo, ya que aseguran la cría en cautividad de la subespecie cantabrica no funciona como medida de conservación de la población salvaje. En Europa, este sistema que adopta el Principadoha ha supuestos una concluyente fustración, pues han sido 14 los planes puestos en practica con un rotundo fracaso .El organo administrativo responsable de nuestra comunidad ultima la aprobación de un plan para la recuperación del urogallo, de iguales características a la del Quebrantahuesos que tan buenos resultados obtuvo. En la metodología a emplear se crean las discrepancias. El urogallo criado sin libertad se encontrará a decir de los estudiosos, con serios problemas tras su liberación, una vez realizadas las sucesivas sueltas, para su adaptación al nuevo espacio, como primera medida, a un hábitat inadecuado, de excesiva maleza (necesitan de una estructura vegetal abierta, y tienen una importante densidad depredadora de excesiva y perniciosa influencia) y de enemigos por doquier, además de otros inconvenientes. En fin, tarde, muy tarde se han proyectado este conjunto de medidas a las que deseo lo mejores éxitos.